Ojos que nunca me veis
por recelo o por decoro
ojos de esmeralda y oro
fuerza es que me contempléis
quiero que me consoléis
hermosos ojos que adoro
estoy triste y os imploro
puesta en tierra la rodilla
¡Piedad para el que se humilla
ojos de esmeralda y oro!
(Salvador Díaz Mirón) [1
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